Escultura en hierro que nos puede evocar una media luna a la vez que un asta de toro, con ese ojo pulimentado.
Se presenta sobre una peana que da continuidad al cuerpo del animal con sus cuatro patas.
Una alegoría al amor… “hasta la bravura del toro se vuelve vulnerable al contemplar la belleza de la luna, un amor inalcanzable”.
Rafael Pintor diseña y construye esta escultura para la exposición sobre el 150 aniversario de Julio Romero de Torres, celebrada en el colegio de la abogacía durante febrero de 2025 y organizada por la asociación Ateneo, ambos de Córdoba.
El autor combina elementos característicos de la obra del pintor cordobés y la cultura de la época. Une, en una interpretación de una guitarra flamenca, objeto muy repetido en los cuadros, en hierro y con el mástil rotado, el brasero de picón de «la Chiquita Piconera» y el sombrero cordobés.
En la exposición fue presentada sobre la típica silla de enea, adornada por un mantón de manila, ambos elementos también comunes en los cuadros del pintor.
La cabeza de la guitarra o clavijero, esculpido en hierro macizo y pulimentado, presenta a modo de clavijas cerraduras con sus llaves. Es un guiño a la reivindicación de la apertura de la casa de la familia Romero de Torres, como espacio museístico en Córdoba.
Se han presentado sendas mociones en el ayuntamiento y en la Diputación de la ciudad en este sentido.